Publicado en EFEVerde el 9 de junio de 2021
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El próximo 14 de junio el grupo de apoyo europeo que promueve la candidatura para declarar 2026 como Año Internacional de los Pastos y el Pastoreo (IYRP) organiza un evento en el que expertos de todo el continente disertarán sobre la importancia de proteger y reconocer los beneficios de la actividad pastoril. La candidatura, impulsada inicialmente por el Gobierno de Mongolia, está recabando apoyos de diversos países en los que el pastoreo es clave para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
El arte del pastoreo forma parte indisoluble de la historia de la humanidad. Aunque a algunos les parezca un vestigio del pasado, la realidad es que continúa siendo una herramienta de incalculable valor social, económico y ambiental en muchos territorios del planeta. Se estima que más de la mitad de la superficie terrestre son pastos, que, en sus distantes variantes de pastos herbáceos, arbustivos y arbolados, sirven de alimentación y refugio al ganado y la vida silvestre.
De ellos depende, además, la subsistencia de más de 500 millones de pueblos pastores para los que la actividad pastoril garantiza su seguridad y soberanía alimentaria proporcionando productos de alta calidad para muchos millones de personas en el mundo y generando puestos de trabajo directos e indirectos. Y es que esta práctica milenaria, además de su alta eficiencia energética (ya que transforma la energía solar en alimento sin uso de combustibles fósiles) vertebra eficazmente territorio y sociedad.
“Los sistemas pastoriles son clave si queremos conseguir un sistema de producción alimentaria seguro y sostenible ya que son capaces de producir alimento en tierras consideradas “marginales” para el cultivo, y de hacerlo con una nula o baja dependencia en energías fósiles y químicos”, explica Concha Salguero, de Trashumancia y Naturaleza. “Tenemos que proteger este modelo, porque es un claro ejemplo de cómo producir alimentos mejorando el entorno natural en lugar de degradarlo. Además, los beneficios ambientales y sociales que genera, redundan en la gente del territorio y esto es un valor añadido de los productos pastoriles que la sociedad debe reconocer y valorar. Competir por precio con los productos ganaderos industriales es imposible por lo que es esencial que la sociedad diferencie la ganadería pastoril de la industrial y ser conscientes de si el alimento que consume está beneficiando o, por el contrario, destruyendo el medio natural y las comunidades”, recalca.
El abandono, cambio de uso y la presión de actividades extractivas para ocupar territorio son otras de las presiones que amenazan los pastos. En este sentido, el pastoreo es vital para crear tejido económico sostenible y mantener vivas las zonas rurales de Europa y otras regiones del mundo. Gracias a los sistemas ganaderos extensivos y pastoriles millones de personas tienen garantizado su sustento e ingresos en el mundo rural y, a su vez, activan otros negocios, generando riqueza en beneficio de todos.
Pero además, protegiendo los pastos protegemos la biodiversidad y el clima, ayudando a alcanzar los objetivos del Pacto Verde Europeo y los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Los sistemas pastoriles, y en concreto los nómadas y trashumantes, son los sistemas ganaderos más eficientes en términos de uso de energía y recursos, pues los rebaños buscan su alimento allí donde esté disponible siguiendo el ciclo natural, con los consiguientes ahorros en emisiones y consumo de piensos industriales. A esta baja huella de carbono hay que sumarle beneficios imprescindibles como la dispersión de semillas y gestión sobre la salud del suelo que hacen los rebaños, y si se tiene en cuenta que los pastos se consideran uno de los principales sumideros de carbono del planeta, puede afirmarse que el pastoreo es la clave para la ganadería del futuro.
El pastoreo además previene de forma eficiente los incendios forestales ya que los animales consumen gran parte de la biomasa que, si no se gestiona, se vuelve el mejor combustible para desatar incendios: es una de las herramientas de prevención más económicas por su insuperable relación coste-beneficio.
Impulsando 2026: el Año Internacional de los Pastos
A pesar del gran valor que aportan, las prácticas pastoriles y las comunidades que viven de ellas se encuentran bajo grave amenaza, tanto por el sistema económico global como por la falta de apoyo de las políticas. Es por ello que varias organizaciones internacionales se han unido para declarar el año 2026 como Año Internacional de los Pastos y el Pastoreo (International Year of Rangelands and Pastoralists, IYRP). La iniciativa, impulsada inicialmente por el Gobierno de Mongolia en agosto de 2019, ya ha sido respaldada por más de 14 gobiernos, entre ellos el de España, y 160 organizaciones de diversos países han prestado su apoyo formal.
Desde principios de octubre de 2020 también cuenta con el respaldo del Comité de Agricultura de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la lista de apoyos continúa creciendo.
La propuesta deberá ratificarse en la 76ª sesión de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2021. De concretarse, los pastos serían protagonistas en 2026, generándose actividades de concienciación en todo el planeta destinadas a difundir el papel prioritario de la ganadería extensiva, el pastoreo móvil y la trashumancia como herramienta fundamental de lucha contra el cambio climático.
Europa busca apoyo para los pastos y pastores
Esta alianza internacional a favor de los pastos se articula en grupos de trabajo por continentes que están desarrollando una extensa labor de concienciación e incidencia política para lograr el apoyo oficial de las Naciones Unidas.
Entre otras acciones, el grupo europeo organiza el próximo 14 de junio una jornada abierta en la que varios expertos y expertas disertarán sobre la crucial importancia de proteger los pastos y los sistemas sociales adscritos a ellos. El evento cuenta con el apoyo del Comité Europeo de las Regiones (CDR) e intentará recabar el apoyo firme de la Unión Europea para desarrollar un Plan de Acción que promueva y apoye el pastoralismo en el continente. La reafirmación de la Unión Europea a favor de la candidatura del IYRP, supondría un impulso para que el pastoreo se reconozca mundialmente como un sistema agrario productivo e imprescindible para nuestro futuro.
Bajo el título “Pastoralism: a crucial way to tackle sustainability challenges in EU and beyond” (Pastoralismo: una forma crucial de abordar los desafíos de la sostenibilidad dentro y fuera de la UE) el grupo europeo propone 4 mesas redondas que responderán a cuestiones tales como cuáles son las contribuciones del pastoreo para lograr los objetivos del Pacto Verde Europeo, cuál es el impacto de las políticas públicas europeas en los países del sur global y cómo el pastoreo garantiza la seguridad alimentaria y fomenta la resiliencia de las comunidades rurales.
Sistemas pastoriles para afrontar el futuro
Concha Salguero, que participará en la jornada como ponente en representación de Trashumancia y Naturaleza y la Common Lands Network, considera que “a pesar de las diferencias culturales que existen entre las diversas comunidades pastoriles del mundo, las presiones que sufren son comunes”, por ello “hay que abordar de forma global los desafíos que afrontan estos sistemas, que muchas veces comparten la misma lógica de interdependencia e interacción armónica con la naturaleza que les ha permitido subsistir y mantener su estilo de vida miles de años y que ahora se ve seriamente amenazada”, apunta.
En este sentido, una forma de gobernanza muy vinculada a los sistemas pastoriles del mundo son los sistemas colectivos de gestión o sistemas de pastos comunales. Sergio Couto es coordinador de Common Lands Network, grupo que forma parte de la International Land Coalition (Coalición Internacional de la Tierra), y que trabaja para garantizar el futuro de los comunales en Europa, Oriente Medio y Norte de África. Según este experto en sistemas comunales, “el futuro del pastoralismo está vinculado al futuro del comunal, ya que ésta es una de las principales formas de organización de los pastos, mayoritaria en países como España, donde las vías pecuarias son un ejemplo genuino”.
Rebaño de los ganaderos de Guadalaviar en Tragacete (Cañada Real Conquense). Fotografía de Trashumancia y Naturaleza
“El acceso a estas vías ganaderas, caracterizadas por ser inembargables, indivisibles, inalienables e imprescriptibles es fundamental para fortalecer el sistema de pastos a nivel global”, explica Couto. De hecho, según recalca, “una de las principales quejas de los trashumantes es la escasez y dificultad de conseguir acceder a zonas de pastoreo”.
Para Couto, que haya pastos disponibles es algo que nos interesa a todos ya que, precisamente, en la filosofía del sistema de pastos comunales prima el interés colectivo sobre el de mercado. “El hecho de que una tierra sea comunal la protege de movimientos especulativos, de grandes proyectos extractivos o de infraestructura. Es una forma de conservar esos pastos que tienen un valor no sólo económico sino social y ambiental”, declara.
Además, muchos de esos pastos comunales son Sistemas Agrarios de Alto Valor Natural, lo que los convierten en áreas de estratégicas tanto para la producción de alimentos como de biodiversidad y otros servicios del ecosistema. Por ello, conseguir la declaración del Año Internacional de los Pastos y el Pastoreo facilitaría la defensa de los pastos comunales y su uso, lo que, sin duda, es la mejor forma de conservar la vida de estos sistemas pastoriles y crear conciencia sobre los desafíos y oportunidades que proporcionan a las personas y al planeta.
Los pastos continúan reclamando apoyos para su Año Internacional. Empieza la cuenta atrás.